La lentitud del Poeta

Cuando quiere, recuerda. Cuando no quiere, recuerda. Sin querer, recuerda.

Fluyen los días sin reposo, escamoso arte el de recordar y plasmarlo en papel, escribirlo en palabras, traducirlo en letras. Las ideas corren juguetonas sin dejarse meter entre las sábanas y para cuando nos vamos a dormir tenemos nuestros sueños ya soñados y nuestras viejas y obsoletas ideas rondando nuestras cansinas mentes.

Pero el Poeta...
Ah! el Poeta...

Él siempre tiene ese don de volver los óxidos en relucientes metales que atraen nuestras miradas, cual canto de sirena, y nos obliga a recordar y rememorar esas épocas que quisieras no volver a vivir.

Lees y relees lo que te escribe y esa punzada lacerante hace florecer de nuevo esa herida sangrante y vuelven a cegar tu visión las lágrimas derramadas de las cuales te creías libre y regresas a unos tiempos creídos remotos para regocijarte en el arte del dolor, la inseguridad y el despecho.

Pero.

Gracias Poeta, por permitir pasar página y encontrar una nueva vida, un nuevo recuerdo olvidado, una nueva pasión desbordada, una nueva idea desbocada, de esas que corretean por nuestras mentes y no hay forma de hallarles la salida.

Sólo te pediría una cosa, Poeta que nos transportas a otros tiempos y a otros lugares y a otras ideas... cuando te des cuenta de que ya no queda nada mas importante que decir ni que hacer ni que soñar simplemente dale la vuelta a la página, escoje una que esté en blanco y permítete soñar con las mismos recuerdos pero usando diferentes palabras.

A veces un día de lluvia es de lo mas triste que hay y, para mi, a veces es de los mejores días del año.


D.r.D